Respuesta a: Magia y Presentación – Henning Nelms

24 noviembre, 2016 a las 7:19 pm #2359
Pablo Mateo FernándezPablo Mateo Fernández
Superadministrador

Como veáis, creo que el debate debería ampliarse y salir del foro, estoy de acuerdo. Pero sí creo que aquí podemos plantar la semilla de lo que seguro fuera de él será un debate mucho más animado y dinámico. Por supuesto no critico tu opinión. Ni mucho menos. La tuya ni la de nadie.

Yo a lo que me refiero es al concepto, en ocasiones abstracto de “magia”. Para mí, la magia, por definición, no puede tener sentido. Para que algo tenga sentido requiere de una explicación. Ambas cosas están intrínsecamente unidas. Si algo no tiene explicación es técnicamente imposible que tenga sentido.

Por tanto yo separo la magia en dos. Y por eso no me gusta tanto la palabra. Una cosa es magia (conceptualmente), la cual no puede tener sentido porque es inexplicable. Y otra cosa es la magia que hacemos nosotros (ilusionismo para diferenciar). La cual tiene sentido, porque tiene una explicación. Tiene un secreto, una forma de hacerse. Pero todo nuestro esfuerzo e interés radica en ocultar dicha explicación. Y por tanto, en evitar por cualquier medio que tenga sentido.
A eso me refiero con que si le damos sentido a la magia (al ilusionismo), lo matamos. Porque la única forma posible de hacer eso, es facilitando su explicación. Contando el secreto. Sólo así tendría sentido.

Otra cosa es que justifiques lo que haces. Que es distinto a darle sentido. Pero ese es otro tema a tratar.

Cuando uno usa música, una historia, una estructura. Yo creo que no está dando una explicación, un sentido. Si acaso provee de esa justificación que enmascara la verdadera explicación. Pero para provocar asombro, en mi opinión, es obligatorio que el espectador busque una explicación e intente de toda forma y manera encontrarla. Y la clave radica en que no la encuentre. Si eso se cumple, se producirá el asombro. Y si se asombra porque no tiene una explicación, entonces será magia.
Obviamente en el fondo, todo espectador sabe que el ilusionismo tiene un truco y que ellos simplemente no lo conocen. Pero eso no lo explica. Sigue siendo inexplicable. Tamariz decía que en cuanto hay un atisbo, una mínima posible respuesta en la cabeza del espectador, entonces deja de ser magia. Deja de impresionarle, deja de asombrarle. Por eso insisto en que la magia debe ser inexplicable. Y para ser inexplicable, es obligatorio que intenten buscar una explicación y que no la encuentren.

En caso contrario, si eso no pasa, si no se interesan por la explicación, por buscarle el sentido, bien podrías estar representando una obra de teatro, tocando un instrumento o recitando una poesía. Puede ser memorable, podrás recordarlo toda tu vida, puede marcarse a fuego en tu memoria. Pero no será magia.
Si el sentimiento le llena tanto que no necesita una explicación, ¿qué diferencia una gran actuación de magia de una gran actuación de flamenco? Sería una demostración de habilidades diferentes. Pero creo que la seña de identidad de la magia (del ilusionismo), lo que la hace tan especial es exactamente eso. Y es lo que la diferencia de todo lo demás.

Luego uno puede preocuparse en hacerla más espectacular, divertida, coherente, memorable. Pero su esencia creo que siempre debe ser esa. Y en realidad lo que ocurre es que cuando más tratas de añadirle cosas para justificarla, para tratar de proveerla de ese sentido ficticio, menos poderosa es y más fácil es olvidarla.

Piensa una cosa. Vas por la calle, solo, no hay nadie, no tienes móvil. Cruzas la calle y te encuentras a un señor flotando en el aire a 3 metros de ti. El señor te ve, baja al suelo y sale corriendo. ¿Crees que alguien va a olvidar eso? No. ¿Y por qué? Porque no tiene explicación. Pensará en ello sin cesar, durante días y probablemente lo recordará toda su vida. Hasta que intente convencerse de que fue una imaginación, un delirio. Hasta que le dé un sentido o una explicación. El señor es un mago y usaba un truco. Pero la situación enmascaraba tan bien esa explicación, que se convirtió en algo imborrable.
Yo creo que ahí está la clave. Cuanto más posibles soluciones destruyas y cuanto más imposible parezca, cuanto más trate de encontrarle el espectador un sentido y no lo encuentre, mejor.

¿¿Veis como es un tema apasionante??